A pesar de innegables avances en la sociedad mexicana, la cada día más numerosa comunidad LGBTTTI (Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti e Intersexual) no ha quitado el dedo del renglón en la lucha por la defensa, fortalecimiento y reconocimiento de sus derechos en todos los ámbitos y desde luego, en la consolidación de un marco jurídico incluyente.

Nadie puede soslayar que, con todo, discriminación, rechazo y hasta el odio, forman parte de la vida cotidiana de las personas LGBTTTI+, aunque la diversidad sexual ya no es tema tabú.

De acuerdo con la última Encuesta Nacional sobre Discriminación (ENADIS) 2017 del INEGI, 20.2 de los 84 millones de personas de 18 y más años que radican en México se ha sentido discriminada por algún motivo.

Las causas más frecuentes fueron el tono de piel, la manera de hablar, el peso o estatura, la forma de vestir o arreglo personal, la clase social, el lugar donde vive, las creencias religiosas, sexo, edad y, por supuesto, la orientación sexual de las personas.

Un dato no menor en esta encuesta oficial es que el 40 por ciento de la población de 18 años y más que se identifica como no heterosexual, dijo haber experimentado la negación de sus derechos en los últimos cinco años.

El 72 por ciento de los encuestados opinó que, en México, se respetan poco o nada los derechos de las personas transgénero, seguidos por los de la gente gay o lesbiana, los de las personas indígenas y los de las trabajadoras del hogar (mal) remuneradas.

 

  • La difícil salida del closet 

“Lo más difícil fue alzar la voz, el decir soy yo y salir a las calles, hoy en día me siento segura y puedo defenderme, pero mucho tiempo viví con miedo de que la sociedad no me aceptara”.

Esta es la voz de Rebeca, una chica trans de 32 años que inició su proceso de transición desde los 19 años. Sus datos en el Registro Civil aun aparecen con el nombre de Edgar y el sexo masculino; sin embargo, eso no impide que defienda sus derechos.

“Sobre todo en lugares públicos como en el transporte o los hospitales es donde hay más discriminación. Cuando llegas a hacer un trámite, te ven que vas con vestido, aretes, que te pintas la boca, que vas guapa y te dicen caballero. Eso para mí es muy ofensivo”.

Kenia Cuevas, directora de la Asociación Civil Casa de las Muñecas Tiresias y fundadora de la Casa Hogar Paula Buenrostro, donde se da acompañamiento de reinserción social, económica y laboral a mujeres y hombres trans, considera que la violencia y la discriminación contra estas personas prevalecen, y desgraciadamente no ha cesado.

Como muchas otras como ella, la no aceptación la vive Rebeca desde que decidió aceptar su condición de transexual. Desde pequeña, nunca se sintió identificada con el sexo masculino. A los 14 años empezó a prostituirse como chico gay. Sin embargo, no fue hasta los 18 años cuando empezó a cambiar su aspecto y vestirse como mujer.

Inició el tratamiento hormonal para cambiar de sexo a los 19; sin embargo, acepta que la transición no ha sido fácil, sobre todo por la estigmatización que se vive en la sociedad.

Desde la Casa de las Muñecas Tiresias donde actualmente vive, Rebeca platica que, tras ejercer la prostitución por más de 14 años, actualmente estudia la secundaria y trabaja como coordinadora en esta asociación, y reconoce que hoy se acepta y se quiere como es.

 

  • Discriminación no cesa

Como sabemos, este lunes 28 de junio, se celebró el Día del Orgullo Gay. Fecha en que se conmemoran los disturbios de Stonewall (Nueva York, EU.) de 1969, que marcan el inicio del movimiento de liberación homosexual.

Como parte de esta conmemoración, Kenia comenta que, junto con las chicas que viven en el albergue, saldrán a marchar para exigir un alto a la violencia y a los crímenes de odio hacia las personas por su orientación sexual, identidad o expresión de género.

La activista enfatiza que en la agenda social de la comunidad LGBTTTI+ se debe trabajar en todas las instancias con temas como cultura y violencia estructural, desde la familia, la escuela, el trabajo y los espacios públicos, para evitar las agresiones.

“Las marchas –recalca- dan empatía, visibilizan el tema, tenemos que defender nuestros derechos y pedir que se garanticen, para vivir en armonía lejos de la discriminación”.

Cifras de la Encuesta Sobre Discriminación por Motivos de Orientación Sexual e Identidad de Género 2018, arrojó que solamente el 20 por ciento de las Personas LGBTTTI+ denuncia que ha sido negado el ejercicio de sus derechos. 

Entre las víctimas, además, existe un sentimiento de desconfianza en las instituciones encargadas de impartir justicia, lo cual desincentiva la realización de denuncias formales.

  • Sin avance legislativo

Respecto a los avances en materia legislativa, Oscar Laguna, especialista en masculinidades, homofobia y diversidad sexual, lamenta que todavía hay una parte de la sociedad que se niega a ser inclusiva y respetar los derechos humanos de las personas LGBTTTI+, situación que obstaculiza ampliar el marco jurídico y protección a esta comunidad.

El avance, dice, ha sido lento: “hace 12 años en diciembre del 2012, la entonces Asamblea Legislativa del Distrito Federal aprobó el matrimonio del mismo sexo. Actualmente solo 21 entidades lo reconocen, los crímenes de odio tampoco están tipificados.”

En materia de salud, el IMSS como el ISSSTE ya reconocen los derechos de parejas del mismo sexo, pero todavía se tiene que garantizar el acceso a retrovirales para personas que tienen VIH, y también las operaciones de reasignación de sexo, porque actualmente no están incluidas en el acceso de la salud.

A pesar que desde 2014 se estableciera en el Artículo 1º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos la prohibición de todo tipo de discriminación, a la fecha esto no se traduce en hechos y persiste para toda esta comunidad, así como otras como los pueblos originarios, los afroamericanos y otros.

Entre algunos de los avances en beneficio de la comunidad LGBTTTI+ destacan la penalización de las terapias de conversión en la Ciudad de México, así como el derecho de las personas trans a rectificar su género por la vía administrativa.

Sin embargo, en estos los tiempos del discurso de la inclusión y de la apertura de las autoridades, en todos los niveles, pareciera que son más los temas pendientes.