The Chair (2021) es una serie oportuna tanto para el mundo académico y estudiantil como para los tiempos que corren. Pasadas las primeras dos décadas del siglo XXI, la ficción posa su mirada en discusiones presentes, como la presencia femenina y mujeres de color en los otrora conservadores círculos académicos; la debacle de modelos de enseñanza tradicionales; nuevas tendencias docentes en formas y contenidos y, por supuesto, algo de cultura pop, para recordarnos que es una serie de Netflix, aunque se mueva de ambos lados del aula. 

La doctora Ji-Yoon Kim (Sandra Oh), primera mujer en ocupar el puesto, asume la dirección del Departamento de Inglés de la Universidad de Pembroke, viéndose obligada a lidiar con la poca popularidad de sus cátedras más conservadoras. Se enfrenta con una audiencia embebida en el mundo virtual; la apatía del estudiante hacia la lectura fuera de una pantalla y una generación docente de relevo, cuyo avance profesional está sujeto a temas de raza y género. 

https://www.youtube.com/watch?v=eOqtBtWGl1Q

Amanda Peet (Togetherness,2015-2016), en su faceta de escritora, y Annie Wyman, guionista y doctora de la universidad de Harvard, construyeron un pequeño universo de seis episodios, que resultó suficiente para exponer la interseccionalidad de sus personajes, académicos de un mismo departamento, cuyas edades, razas y géneros determinan gran parte del avance, o no, de sus carreras profesionales: 

La directora Ji-Yoon Kim es coreanoamericana, vive con su padre (que solo le habla en coreano) y su hija adoptiva (de raíces mexicanas) Ju-Hee. El profesor Bill Dobson (Jay Duplass, Togetherness), catedrático de literatura moderna, recién enviudado y alcohólico, que dicta un seminario sobre literatura y muerte, mientras se pierde en el fondo de la botella. La profesora Yaz McKay (Nana Mensah), talentosa académica afroamericana, cuya carrera está a merced del criterio de un erudito blanco y de la vieja escuela, que atestigua cómo su propio sistema de enseñanza y cuestionamiento es, en extremo, demodé.

Clase aparte, el personaje de la profesora Joan Hambling (Holland Taylor), erudita con 32 años de experiencia docente, experta en la cátedra de Geoffrey Chaucer y enfrentada a la democratización de las masas y los vestigios de la ancianidad.

https://www.youtube.com/watch?v=qF1JPTdS5pA  

El guion es rico en discusiones que concluyen en punchlines sobre lo moderno y postmoderno, como la hiperquinética paciencia del scroll frente a los contenidos largos y la necesidad de habilitar espacios digitales e hipervinculaciones, a ratos lúdicas, en miras de captar la atención de un aula constantemente alerta de la última notificación de su pantalla. 

Poco después del célebre diálogo sobre la poca popularidad del libro tradicional y el auge de la creación de contenidos, el conflicto se reafirma a sí mismo cuando la lectura oficial del departamento deja de estar a cargo de la profesora McKay y pasa a manos del actor David Duchovny, el agente “Scully (¡Mulder!) en persona”, devenido en prolífico escritor y músico con un par de best sellers en su currículum literario, quién sabe (a efectos de la ficción) si por fama o calidad.  

https://www.youtube.com/watch?v=UYR-BvQinu8 

Peet se ríe de la cultura pop haciendo que Duchovny –con quien compartió elenco en la segunda película de The X-Files- interprete una pobre versión de sí mismo, ataviado del Speedo rojo que usó en Red Shoe Diaries (1992-1999) y de una reciente y despreocupada carrera literaria y musical que, a pesar de prolífica y mediática, escapa del canon y rigor que exige la academia. 

Se trata de una serie postmoderna que reclama lo que la postmodernidad genera. Fiel a lo que su tiempo produce y consume, expone en un mini universo de seis episodios un abanico de conversaciones pendientes entre la sociedad del siglo XXI, los rezagos de anacronismos en la academia y el papel de las —hasta ahora— minorías del sistema.