La autoestima es un aspecto fundamental de la psicología de una persona que influye en todos los ámbitos de su vida. Se define como la valoración que una persona tiene de sí misma, sus habilidades, características y logros. Tener una autoestima saludable es importante para desarrollar una buena calidad de vida, relaciones positivas y un bienestar emocional.

La autoestima puede influir en la forma en que nos relacionamos con los demás, en cómo nos enfrentamos a los desafíos de la vida y en cómo nos relacionamos con nosotros mismos. Una persona con una autoestima baja puede experimentar sentimientos de inseguridad, ansiedad y depresión, lo que afecta su capacidad para establecer relaciones sanas y perseguir sus metas.

Por otro lado, una persona con una autoestima alta se siente segura de sí misma, capaz de enfrentar desafíos y se valora a sí misma. Tener una autoestima saludable implica aceptarse a uno mismo, reconocer y valorar las propias virtudes y ser capaz de superar las críticas y el rechazo de los demás.

Existen varias estrategias para mejorar la autoestima, como practicar el autocuidado, establecer límites saludables, ser amable y compasivo con uno mismo, fijar metas realistas y celebrar los logros, rodearse de personas que nos apoyen y nos hagan sentir valorados, y enfrentar y superar pensamientos negativos y creencias limitantes.

Es importante recordar que la autoestima es un proceso que requiere tiempo y esfuerzo, y que no es algo estático, sino que puede cambiar a lo largo de la vida. Cultivar una autoestima saludable es un camino que vale la pena recorrer, ya que nos permite vivir una vida plena y satisfactoria, construir relaciones sólidas y desarrollar nuestra propia identidad. 

El amor propio se refleja por las personas que te rodean, ámbito laboral y en tu relación es algo que vas a reflejar dependiendo como te llegan a tratar. Nunca debes etiquetarte, siempre habrá un constante cambio cada etapa es diferente solo debes de aprender a disfrutar cada versión en la que estés.