Guía para no perderte entre conos, prensas y percoladoras
Hay algo profundamente ritual en preparar café. No hablo de apretar un botón en la máquina —aunque eso también tiene su encanto—, sino de ese momento en el que eliges el método, calientas el agua, hueles el grano recién molido y dejas que el tiempo se estire un poco mientras el café cae gota a gota.
Lo que quizá no sabías es que hay muchas formas de filtrar café, y cada una cuenta una historia diferente. No solo cambia el sabor. Cambia la textura, el ritmo y hasta el estado de ánimo con el que te tomas la primera taza del día.
Si te gusta observar cómo fluye la vida: V60
Preparar un café con V60 es como hacer meditación líquida. El cono de cerámica, el filtro de papel, la forma en que viertes el agua en círculos… todo te obliga a estar presente. Es un método japonés que saca lo mejor de granos afrutados, con acidez brillante y sabores limpios.
Ideal para quienes disfrutan el detalle y no le temen a la precisión. Aquí, cada segundo y cada gramo cuentan.
Si lo tuyo es la elegancia con un toque de nostalgia: Chemex
El Chemex es una joya de vidrio que parece sacada de un laboratorio vintage. Su filtro más grueso retiene los aceites del café, lo que da como resultado una taza limpia, delicada, casi cristalina. Es como beber un paisaje.
Perfecto para tardes lentas, lluvia en la ventana y música instrumental de fondo. Aquí el café se convierte en ceremonia.
Si necesitas intensidad y cero rodeos: Prensa francesa
La prensa francesa no engaña a nadie. Es directa, sin filtros (literalmente) y con cuerpo. Solo echas el café molido grueso, agua caliente, esperas cuatro minutos, presionas… y listo. Lo que obtienes es una bebida espesa, robusta, que deja una huella en la lengua.
Es la taza para quien necesita que el café lo despierte de verdad. Sin metáforas.
Si eres de los que ama la ciencia y las soluciones creativas: Aeropress
Parece un invento raro (y lo es), pero la Aeropress ha ganado fanáticos en todo el mundo. Puedes hacer un café con cuerpo o uno más ligero, puedes experimentar con presión, temperatura y tiempos. Incluso puedes preparar cold brew en minutos.
Es portátil, ligera y versátil. Perfecta para quienes disfrutan entender lo que pasa dentro de la taza, y no tienen miedo de probar cosas nuevas.
Cada método de café es, en el fondo, una manera de estar en el mundo. Algunos necesitan precisión, otros te invitan a soltar el control. Algunos se sienten como un laboratorio, otros como una tarde en casa de tu abuela.
La próxima vez que prepares café, piensa en eso: no estás solo extrayendo cafeína, estás creando una pausa. Y en un mundo que no para, eso ya es un acto de resistencia.






