El asma es una enfermedad respiratoria crónica que provoca inflamación y estrechamiento de las vías respiratorias, dificultando la respiración. Quienes la padecen suelen ser especialmente sensibles a ciertos desencadenantes como el polvo, el ejercicio intenso, el aire frío… y, por supuesto, el humo del tabaco.

Lo alarmante es que, a pesar de los riesgos, muchas personas con asma también fuman tabaco o están expuestas al humo de manera frecuente. Esto no solo agrava los síntomas asmáticos, sino que también incrementa el riesgo de sufrir crisis graves e incluso potencialmente mortales.

¿Qué hace el tabaco en los pulmones de una persona asmática?

El humo del tabaco contiene más de 7,000 sustancias químicas, muchas de las cuales son irritantes o tóxicas. Al inhalarlas, se desencadena una respuesta inflamatoria que empeora la obstrucción de las vías respiratorias. En las personas asmáticas, esto puede traducirse en:

Aumento de la frecuencia y severidad de las crisis.
Mayor necesidad de medicamentos (como broncodilatadores o corticoides).
Mayor riesgo de hospitalización por complicaciones respiratorias.
Pérdida progresiva de la función pulmonar a largo plazo.

¿Y si solo fumo “de vez en cuando”?

No hay una cantidad segura de exposición al humo del tabaco para alguien con asma. Incluso el humo de segunda mano —el que proviene de otras personas fumando cerca— puede desencadenar síntomas.

Fumar “socialmente” o pensar que se tiene el control puede ser parte de una negación impulsada por la adicción a la nicotina, una sustancia altamente adictiva que actúa directamente sobre los circuitos de recompensa del cerebro.

La adicción a la nicotina: un enemigo silencioso

Muchas personas no se dan cuenta de cuán dependientes son de la nicotina hasta que intentan dejar de fumar. La adicción no solo es física, también es psicológica y conductual. Quienes fuman pueden asociar el cigarro con momentos de calma, concentración o incluso recompensa.

Para una persona con asma, romper este ciclo es aún más urgente. No solo se trata de salud a largo plazo: dejar de fumar puede mejorar significativamente la calidad de vida en pocas semanas.

¿Se puede dejar de fumar si se es adicto a la nicotina?

Sí. Y no estás solo.

Existen muchas estrategias para dejar de fumar, desde terapias de reemplazo de nicotina (parches, chicles, inhaladores) hasta acompañamiento psicológico, grupos de apoyo o medicamentos específicos. Hablar con un médico o terapeuta especializado puede ser el primer paso para diseñar un plan que funcione según tu estilo de vida y tus necesidades.

Cuidar los pulmones es un acto de amor propio

Si tienes asma y fumas, dejar de hacerlo puede ser una de las decisiones más importantes que tomes por ti. No es fácil, pero es posible. Tu cuerpo te lo va a agradecer con cada respiración más libre, cada noche sin tos, cada día con menos miedo a una crisis.