Los reality shows han sido criticados desde sus inicios por la superficialidad que a menudo proyectan, pero su popularidad sigue en aumento. En México, La Casa de los Famosos se ha posicionado como uno de los programas más vistos, en gran parte por la combinación de celebridades y el drama que gobierna en cada minuto del show. 

Sin embargo, lo que ocurre dentro de la casa no es solo entretenimiento inofensivo, sino un reflejo —y en muchos casos, un refuerzo— de las dinámicas sociales y culturales más profundas. La reciente participación de Adrián Marcelo, con su conducta misógina y machista, es un claro ejemplo de esto.

Adrián Marcelo: ¿personaje o reflejo del machismo en México?

Adrián Marcelo, conocido por su estilo provocador como presentador y comediante, ha logrado captar la atención de un sector del público por su humor ácido y sus comentarios controversiales. No es la primera vez que sus comentarios machistas y misóginos han desatado debates en redes sociales, pero su participación en La Casa de los Famosos llevó este comportamiento a un nivel masivo y cotidiano. Dentro del reality, sus comentarios despectivos hacia las mujeres, así como actitudes que refuerzan estereotipos de género, dejaron una huella en los espectadores.

Lo preocupante no es solo la presencia de estas actitudes, sino cómo fueron percibidas como “parte del show”. Muchos espectadores defendieron a Adrián Marcelo, argumentando que su comportamiento era una simple “broma” o parte de su “personaje”, lo que revela un problema más profundo en la forma en que el machismo se filtra en el entretenimiento sin que se le cuestionen sus implicaciones.

La cultura mediática y la legitimación de la misoginia

En el contexto de los reality shows, es fácil caer en la idea de que lo que ocurre dentro de la casa es “solo un juego” o “solo entretenimiento”. Sin embargo, los medios de comunicación no son solo pasivos reflejos de la sociedad, sino también actores que moldean las actitudes del público. Al no sancionar o criticar abiertamente comportamientos como los de Adrián Marcelo, los productores de estos programas envían un mensaje implícito: la misoginia puede formar parte del espectáculo y de la vida diaria.

Este tipo de representaciones tiene consecuencias, especialmente entre el público joven, que absorbe estos contenidos y los internaliza como parte de lo que es socialmente aceptable. La ausencia de consecuencias para comportamientos problemáticos refuerza la idea de que el machismo es inofensivo o, peor aún, que es una característica de “hombres auténticos”.

La responsabilidad de los medios

El impacto de los medios de comunicación en la formación de actitudes y valores es innegable. Aunque los reality shows puedan parecer simples plataformas de entretenimiento, es importante reconocer su capacidad de influir en la percepción del público. En una sociedad como la mexicana, que ya enfrenta altos niveles de violencia de género, la representación de personajes misóginos en televisión es un tema serio.

Los medios tienen la responsabilidad de reflexionar sobre el tipo de contenido que están produciendo y amplificando. Al permitir que figuras como Adrián Marcelo actúen sin consecuencias dentro de programas como La Casa de los Famosos, los productores y creadores de contenido están perpetuando dinámicas que favorecen el machismo y la desigualdad de género.

Un llamado al cambio

Es necesario que como sociedad comencemos a exigir más de los contenidos que consumimos. Si bien los reality shows son parte de una industria cuyo principal objetivo es entretener, eso no significa que debamos aceptar la normalización de comportamientos dañinos. Los medios de comunicación pueden y deben ser parte de la solución, utilizando su plataforma para fomentar diálogos más responsables sobre temas como la misoginia y la violencia de género.

En última instancia, el impacto de figuras como Adrián Marcelo no debe ser minimizado ni visto como un simple elemento de entretenimiento. Debemos ser conscientes del poder que los medios tienen para moldear nuestra cultura y nuestras actitudes. Y si queremos una sociedad más justa e igualitaria, es esencial que comencemos a demandar más responsabilidad en la representación de estos temas en la televisión.