Vivimos en una época donde parece que todo tiene que pasar ya.
A los 20 deberías tener claro quién eres, a los 25 deberías estar cumpliendo metas, y antes de los 30… casi tener la vida resuelta.
Pero, ¿quién puso ese reloj invisible que marca lo que “deberíamos” lograr?
Las redes sociales han hecho que veamos constantemente historias de éxito temprano: gente que triunfa, viaja, emprende o vive su “mejor vida” a edades muy jóvenes. Y sin darnos cuenta, caemos en la comparación. Sentimos que vamos tarde, que no estamos haciendo lo suficiente, o que no valemos lo mismo si no tenemos un logro que mostrar.
Pero la verdad es que cada proceso tiene su propio ritmo, y el éxito no tiene fecha de caducidad.
Hay quienes florecen a los 20, otros a los 40, y algunos incluso después. La vida no es una carrera, es una construcción. Lo importante no es llegar rápido, sino llegar a un lugar donde te sientas en paz contigo mismo.
El éxito real no siempre se mide con dinero, fama o metas cumplidas, sino con equilibrio, bienestar y autenticidad.
Y eso no se logra por seguir un calendario social, sino escuchándote, conociéndote y avanzando a tu manera.
Así que si a veces sientes que vas tarde, recuerda esto:
No estás atrasado, solo estás en tu tiempo.
Y ese tiempo, aunque no lo parezca, es perfecto.
Por : Andy I.






