En la era digital, el “ghosting” se ha convertido en una de las formas más comunes de terminar una relación. Pero, ¿realmente somos conscientes del impacto que tiene en la otra persona? Desaparecer sin una explicación puede parecer una salida fácil, pero es una práctica que puede ser profundamente dolorosa y, por lo tanto, violenta. Hablemos de por qué debemos replantearnos esta conducta y asumir una responsabilidad afectiva.

Cierra de forma abrupta y dolorosa

El ghosting es, en esencia, un corte abrupto. La persona que queda en el limbo emocional se siente confundida, herida y cuestiona su propio valor. La falta de cierre puede llevar a una espiral de inseguridades, donde la persona se pregunta qué hizo mal o si realmente importó. Este dolor no solo es emocional, sino que puede afectar la salud mental a largo plazo.

Falta de empatía

Cada vez que elegimos ghostear a alguien, estamos ignorando su humanidad y su derecho a una respuesta. La empatía es fundamental en cualquier relación, ya sea amorosa o amistosa. Al desaparecer, estamos enviando un mensaje de que no valoramos al otro lo suficiente como para tener una conversación honesta. Esto puede dejar una herida profunda y un rastro de desconfianza hacia las relaciones futuras.

La responsabilidad afectiva es clave

La responsabilidad afectiva implica considerar cómo nuestras acciones afectan a los demás. Cuando optamos por el ghosting, estamos eludiendo esta responsabilidad. Hablar sobre lo que sentimos, aunque sea incómodo, es parte de ser un ser humano considerado. Dar una explicación puede ser difícil, pero es un acto de respeto hacia la otra persona.

Contribuye a la cultura de la desconexión

El ghosting alimenta una cultura en la que es fácil desconectar y evitar el conflicto. En lugar de fomentar relaciones auténticas y abiertas, esta práctica crea un ambiente de desconfianza y superficialidad. Si todos optarán por ghostear, las conexiones reales se desvanecían, dejando a las personas más solas y aisladas.

Oportunidad de crecimiento

Cuando tenemos la valentía de enfrentar una conversación difícil, le damos a la otra persona la oportunidad de crecer y aprender. A veces, las relaciones no funcionan, y eso está bien. Terminar una relación de manera honesta y respetuosa permite que ambos sigan adelante sin la carga de un cierre doloroso e inexplicado.

¿Entonces, qué hacer en lugar de ghostear?

En lugar de desaparecer, considera hablar con la persona de manera honesta y directa. Si no estás interesado en seguir la relación, explícalo de manera amable. No tiene que ser una conversación larga; a veces, un simple “no creo que esto esté funcionando” es suficiente. Aunque pueda ser incómodo, el respeto y la honestidad son siempre la mejor opción.

El ghosting es una práctica que, aunque parece sencilla, puede causar un daño considerable. Asumir la responsabilidad afectiva y optar por una comunicación abierta no solo es un acto de respeto, sino que también contribuye a construir relaciones más saludables y significativas. ¡Seamos valientes y elijamos el camino de la empatía y la honestidad!

Daniela Vega