El arte del equilibrio: más difícil que caminar sobre una cuerda
Equilibrar la vida laboral y la social puede parecer una misión imposible, como intentar hacer malabares con tres gatos y dos sandías al mismo tiempo. Entre reuniones interminables, fechas límite que se acercan como un tren bala, y ese grupo de amigos que insiste en salir los jueves, es fácil perderse en el caos. Pero, ¡calma! El equilibrio perfecto no existe, y es importante que lo aceptes. Lo que sí existe es encontrar una mezcla manejable que te permita sobrevivir sin café intravenoso y sin perder a tus amigos en el proceso.
Priorizar no es un delito (aunque a veces lo parezca)
Es normal que quieras estar en todas partes: ser el empleado del mes y al mismo tiempo ser la persona que nunca falta a una cena o una fiesta. Sin embargo, la clave para no volverte loco es aprender a priorizar. No, no se trata de ignorar a tus amigos o de trabajar como si fueras un robot, sino de identificar qué es lo urgente y lo importante. Si tienes una presentación que definiría tu carrera, quizá esa noche de karaoke con los amigos pueda esperar, pero recuerda que los descansos sociales también son importantes. A veces decir “no” es lo mejor para tu bienestar.
Agéndalo todo, incluso la diversión
Uno de los secretos mejor guardados para mantener este frágil equilibrio es usar tu agenda como si fuera una varita mágica. Bloquea el tiempo no solo para tus tareas laborales, sino también para tus momentos de ocio. ¿Cenar el sábado? Anótala. ¿Series de Netflix después de un día largo? Haz que ese capítulo sea tan sagrado como tu reunión de los lunes. Tener tiempo para ti, para relajarte o salir con amigos, te ayuda a desconectar y ser más productivo cuando vuelvas al trabajo. Porque, seamos honestos, el burnout no es precisamente el objetivo.
Descansa, diviértete y recuerda que no eres un superhéroe
Por último, pero no menos importante: ¡descansa! El agotamiento no solo afecta tu trabajo, sino también tu vida social. Nadie quiere salir con un zombie que solo habla de trabajo y se queda dormido en la mesa. Dormir bien, comer a tus horas y darte un respiro de vez en cuando no es una opción, es una necesidad. Así que, cuando sientas que la vida es un constante vaivén entre el trabajo y la diversión, respira hondo. Porque, aunque no tengas una capa, equilibrar la vida laboral y social ya te convierte en un héroe.
¿Y tú, qué opinas?
Karina González.