Trabajar en una agencia de marketing digital es como vivir dentro de un videojuego que se actualiza todos los días. Cuando por fin dominas el truco para ganarle al jefe final (hola, algoritmo de Instagram), ¡pum! Sale un parche nuevo, cambia la estrategia y toca empezar de cero. 

Pero ahí está lo divertido: en este mundo, el estancamiento es el verdadero enemigo. Si no te actualizas, te conviertes en ese meme del señor de las cavernas tratando de entender los Reels.

¿Y si ya lo sé todo?

Spoiler alert: no lo sabes. Y está bien. El marketing digital no solo evoluciona, muta. Lo que funcionaba hace seis meses puede que hoy ya ni aparezca en el radar. Por eso, estar en constante aprendizaje no es un lujo ni una “buena práctica”; es la única forma de seguir siendo relevante. 

Cursos, webinars, nuevas herramientas, casos de estudio… hay un universo entero que se mueve rápido, y si tú no lo haces, otro lo hará por ti (y para tus clientes).

El poder de la curiosidad

En una agencia, la actualización no tiene que sentirse como una tarea pendiente. Todo lo contrario: puede ser el motor que te inspire nuevas ideas para campañas, te haga descubrir herramientas que ahorren horas de trabajo o te dé ese “plus” que el cliente no sabía que necesitaba. 

La curiosidad es una ventaja competitiva. Quien la cultiva, se convierte en alguien indispensable en el equipo.

Aprender es la nueva creatividad

En el marketing digital, la creatividad no se trata solo de tener buenas ideas, sino de saber aplicarlas con lo último que el mercado ofrece. Aprender constantemente es lo que le da chispa a esa creatividad. 

Así que, si trabajas en una agencia, recuerda: no se trata de ser el que más sabe hoy, sino el que tiene más hambre de saber mañana. Porque en este negocio, el conocimiento no te da poder… te da permanencia.

¿Y tú, qué opinas?

Karina González