y cómo vestir con conciencia sin perder el estilo

¿Te ha pasado que entras a una tienda, ves una camiseta en $400 pesos, te brillan los ojos y piensas: “¡la necesito!”? Bueno, eso es el fast fashion en acción. Pero… ¿Alguna vez te has preguntado qué hay detrás de esa prenda tan barata?

Spoiler: no es tan bonito como se ve en el maniquí.

¿Qué es el fast fashion?

El fast fashion (o moda rápida) es ese modelo de producción que busca crear ropa súper barata y en masa, inspirada en las últimas tendencias, para que compres mucho, uses poco… y sigas comprando.

Tiendas como Shein, Zara, H&M o Bershka sacan nuevas colecciones cada pocas semanas. Sí, semanas. Y claro, con precios bajos, caemos todos. Pero este ritmo tiene un costo (y no nos referimos solo al dinero).

¿Cuál es el problema?

Impacto ambiental brutal:
 La industria de la moda es una de las más contaminantes del mundo. Cada año se producen más de 100 mil millones de prendas. Muchas acaban en la basura en menos de un año. Además, para fabricar ropa se usan toneladas de agua y se liberan químicos tóxicos.

Explotación laboral:
 Muchas de estas prendas son hechas por personas (incluso niños) en condiciones injustas: sueldos bajísimos, jornadas eternas y entornos inseguros. Todo para que tú puedas comprar una camiseta nueva cada fin de semana.

Consumo impulsivo:
 Nos hace sentir que necesitamos ropa nueva todo el tiempo, cuando en realidad lo que queremos es encajar, expresarnos o simplemente distraernos.

¿Y qué es el consumo responsable?

No se trata de dejar de comprar ropa o vivir con una sola camiseta (aunque sería épico si lo logras), sino de ser más conscientes de nuestras decisiones. Algunas ideas:

  • Compra menos, elige mejor: opta por prendas que realmente te gusten, combinen con tu estilo y duren más tiempo.
  • Segunda mano es lo más: la ropa vintage o de segunda mano no solo es única, sino que ayuda al planeta y a tu bolsillo.
  • Apoya marcas sostenibles: hay muchas marcas pequeñas que fabrican de forma ética y con materiales eco.
  • Reutiliza, repara, reinventa: antes de tirar algo, piensa si puedes arreglarlo, cambiarlo o incluso transformarlo en otra prenda.
  • Haz intercambios con amigos: una prenda que ya no usas puede ser el nuevo favorito de alguien más.

¿Por qué debería importarte?

Porque el estilo no tiene por qué ser superficial. Vestir también puede ser una forma de decir: “me importa el planeta y las personas”. Y eso, sinceramente, es mucho más cool que cualquier prenda de temporada.

La próxima vez que vayas a hacer clic en “comprar”, pregúntate:

  • ¿Lo necesito realmente?
  • ¿Cuánto me va a durar?
  • ¿Quién lo hizo y en qué condiciones?

No se trata de ser perfectos, sino de ser más conscientes. Porque sí, se puede vestir bien sin destruir el planeta en el intento. 

Por : Andy I.